El consumo del vino se “civilizó” durante la época griega con el Symposion, reunión de alto nivel social, dedicada a la conversación y discusión de temas culturales, de filosofía, etc. con  banquete y  consumo del vino en colectividad. En el siglo IX a.C. el vino ya estaba incorporado a la vida social de Grecia como se cita en los poemas homéricos de  la Ilíada y la Odisea.

En un principio el Symposion era un acto dedicado a Dionisos, el dios griego del vino. En estas reuniones el jefe de ceremonias o simposiarca, dirigía la preparación de la mezcla del vino con agua en envases grandes de boca ancha y asas, llamados cráteras, en proporciones variables, a mitades, de uno a dos, de uno a tres, etc. según las características del vino. También señalaba el ritmo de la bebida para que se respetase su buen uso y comenzaba el acto con libaciones en honor a Zeus y Dionisos.

De las cráteras se distribuía el vino mezclado con agua a copas individuales o bien a kyllix, copas de dos asas para el consumo de varios comensales, que bebían generalmente reclinados sobre lechos; las heteras hacían el servicio de manjares y bebida e interpretaban música y canciones. La mujer, salvo las heteras y cortesanas, estaban excluídas del symposion griego.

Debe destacarse que ningún otro líquido o bebida, como la cerveza primitiva, obtenida por fermentación de cereales, ni el aceite de oliva, nunca  llegaron a  utilizarse en ritos de ofrenda a los dioses paganos.

          El symposion era una institución importante en cuanto significa el consumo del vino en sociedad, para disfrutar de sus cualidades sensoriales durante la conversación sobre arte, política, filosofía, música, etc. Desde otro punto de vista también significaba  discriminación, porque la asistencia se limitaba a colectivos seleccionados de varones.

          La tradición del symposion se trasladó a Roma, uniéndolo estrechamente con la adoración al dios Baco. Desde sus inicios, en la época etrusca, la mujer participaba en el symposium romano, a diferencia de la tradición griega.

Debemos subrayar la diferencia de costumbres entre el pueblo romano y los bárbaros (escitas, galos, germánicos, iberos, etc.) que consumían otras bebidas fermentadas de hidromiel y de cereales, y cuando bebían vino lo hacían en estado puro, sin mezcla con agua, utilizando el cuerno como recipiente.

          Podemos considerar varias razones para entender la costumbre romana de mezclar el vino con agua; la primera es la larga duración del symposium, que podía prolongarse durante varias horas, lo que exigía el consumo abundante de una bebida de baja graduación. No se bebía agua separadamente, y por razones de hidratación y para disminuir el efecto alcohólico del vino, dado el volumen de consumo, se mezclaba con agua.

El symposium  se componía de una primera parte de consumo de manjares sólidos (cereales, carne de animales sacrificados, ...) seguida del symposium propiamente dicho, dedicado al vino. Después de una copiosa comida no podía saciarse la sed con vino puro, lo que justifica su mezcla con agua; tambien influiría el propio precio del vino. Los griegos no bebían agua pura durante el simposium.

 

Comentario.- Tengo la experiencia personal de haber participado en un symposium auténtico en Georgia, donde aún perdura esta tradición, y concretamente en Tblisi, en un viaje de estudios con motivo de la Asamblea General de la OIV de Yalta en 1990; tambien había simposiarca, con numerosas libaciones, pero no dedicadas a los dioses paganos, con la diferencia de que el vino no se mezcló con agua. 

Es curioso el relato de Plutarco, del siglo II historiador de origen griego, pero de ciudadanía romana, que solamente se daba vino puro a los esclavos, forzando su embriaguez, para que los jóvenes y el público vieran sus efectos negativos y siguieran la costumbre romanizada de mezclarlo con agua.

Con el tiempo el symposium dejó de ser selectivo, abriéndose su participación, e incluso llegó a transformarse en una auténtica bacanal, con gran desenfreno, terminando por ser prohibido por los emperadores romanos (concretamente por Teodosio el Grande, que se convirtió al cristianismo) por ser centro de críticas políticas y núcleos de insurrección.

Pero el simposium no fue meramente el acto  social y de ofrenda a los dioses paganos que hemos descrito, sino tambien una forma de hacer ostentación del poder político, social, económico y cultural, además de un medio para convocar y establecer conexión estrecha con élites y acentuar su influencia, o para exaltar el espíritu guerrero de las huestes.

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